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Los Guaraníes

Un buen punto de partida para aproximarnos a nuestras culturas de origen es reconocer que no hablamos de “indios”, “salvajes” o “primitivos”, ni en América ni en ningún otro continente. No podemos considerarlos de esta manera solo por  ser  creadores de un proceso  o período anterior inaceptables a los parámetros eurocéntricos  que se definió a sí mismo como superior y “civilizado” respecto de la humanidad remota de nuestra tierra.
Quienes invadieron estas tierras americanas consideraban a los nativos como “animales”, “no son personas”…, apreciaciones descalificadoras como las que también alcanzaron a los africanos, de quienes según decían “son negros con mal olor, solo dignos de ser explotados y cristianizados” (Juan Gines de Sepúlveda, teólogo de las cortes de Castilla). Textos repulsivos como el anterior acumulan denigrantes términos respecto a los nativos justificando en parte con ellos el tenerlos como esclavos. “Son siervos por naturaleza, contando de ellos, y de su incapacidad, tantos vicios y torpezas que se les hace beneficio en quererlos  domar, tomar y tener por esclavos”.
Esa era la mentalidad compartida por todos los estratos sociales de una Europa que se regodeaba de haber “descubierto” su salvación y que se lanzó como ave de rapiña o como salvadores contra millones de habitantes de una humanidad original y milenaria.
No se trata de investigar a sociedades primitivas, como mero objeto científico y tal como se lo proponía la antropología en sus inicios, sino sociedades simplemente humanas cuyas culturas vale la pena conocer y nos honran, además de ser nuestras. Aproximarnos a los tupí-guaraní de ayer y de hoy, no para decirles ‘cuál es su historia’ y ‘cómo deberían vivir’ si quieren ser ‘civilizados’, sino para aprender con ellos las riquezas de nuestro devenir histórico-cultural milenario y ellos de nosotros en cuanto también somos nativos  ya que nacimos en esta tierra. El objetivo de conocer la cultura e historia guaraní no es transformarnos en guaraní. Pero sí enriquecer nuestra identidad de americanos y argentinos incorporando en nuestro patrimonio cultural el devenir, la presencia y los valores de la cultura guaraní.

ORIGEN TUPÍ-GUARANÍ
La dispersión de la magnífica cultura tupí-guaraní  a lo largo de tan largo tiempo incidió para que en la búsqueda de su origen algunos afirmen que nació en el Caribe mientras otros lo ubican en el Guayrá, en el estado de Paraná brasileño, Paraguay y Misiones.
En lo que se refiere al sur de Sudamérica o, más específicamente, al Guayrá y el litoral argentino, la presencia del hombre data de por lo menos 12.000 años antes del presente.
Los arqueólogos Carlos Ceruti y Jorge Amilcar Rodríguez, con fines didácticos, dividen ese largo espacio de tiempo en cuatro etapas:
  • ·         1era. Etapa: Altoparanaense: de 12.000 a 4.000 años antes del presente.
  • ·         2da.  Etapa: Eldoradense: de 4.000 a 3.000 años ap.
  • ·         3era. Etapa: Tupí-Guaraní: 2.500 años en adelante.
  • ·         4ta.   Etapa: Irrupción occidental: 500 ap. Inicio de una etapa traumática y devastadora para la cultura y nación tupí-guaraní.


Los tupí-guraní tienen sus propias explicaciones por la tradición oral y el mito respecto de sus orígenes. “Dos hermanos (aparentemente en el norte), uno llamado tupí y el otro guaraní, junto con sus esposas e hijos migraron hacia el sur a través de la selva. En el transcurso de la migración las compañeras de tupí y guaraní tuvieron serias disputas por la pertenencia de un papagayo (y otros motivos que surgen de diversos relatos). Esta circunstancia generó molestias y hasta odio entre ambas familias. Para evitar más discordias, los dos hermanos resolvieron de común acuerdo separarse hacia rumbos diferentes, cada uno con su familia. Así Guaraní y su esposa e hijos se dirigieron hacia el sur instalándose finalmente en el Guayrá, mientras que Tupí optó por el norte y la costa atlántica del Brasil. Ambos grupos prosperaron hasta convertirse en la Gran Nación tupí-guaraní”.  Una, y no dos naciones como se podría suponer por la escisión, puesto que ambos grupos desarrollaron una misma filosofía de vida, un mismo idioma y el mismo tipo de organización social basado en la unidad familiar y horizontalidad política.



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