Desde hace cuatro años, el 12 de octubre se conmemora el Día de la Diversidad Cultural, anteriormente conocido como “Día de la Raza”.
Es una fecha utilizada en nuestro país para promover la reflexión histórica y el diálogo intercultural acerca de los derechos de los pueblos originarios.
La fecha recuerda el día en que la expedición del genovés Cristobal Colón llegó a las costas de una isla americana, comenzando así el contacto entre Europa y América. Suele definirse también como "encuentro de dos mundos"; nada más ajeno a la realidad pues lo que ocurrió fue un "choque de culturas". Lo que ocurrió fue la imposición de un modelo cultural, justificado en conceptos como civilización o progreso.
Por mucho tiempo se silenció una historia de matanzas, saqueos, esclavitud, atropellos, ambición imperialista; se han podado idiomas originarios y se ha marginado de prácticamente todo derecho a las culturas que trazaron los rasgos primeros de nuestra identidad.
El 4 de octubre de 1917, durante la presidencia de Hipólito Irigoyen, se decretó al día 12 de Octubre como el Día de la Raza. La buena relación entre Argentina y España concluyó con este gesto festivo de agasajo, elogiando al hombre de raza blanca, con sus ideas, cultura y religión, y a sus guerreros que invadieron estas tierras.
En 2007 el INADI presentó un proyecto para modificar la denominación de "Día de la Raza" por "Día de la Diversidad Cultural Americana". Finalmente fue consagrado como Día del Respeto a la Diversidad Cultural por medio del Decreto de Necesidad y Urgencia 1564/2010 emitido por la Presidente Cristina Fernández de Kirchner.
El cambio en el significado del feriado "implica armonizar la legislación nacional con el derecho de los pueblos indígenas, consagrando y reconociendo que los derechos humanos tienen los caracteres de universalidad, indivisibilidad e interdependencia", informaron desde el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI).
Mulatos, negros, indios, mestizos, cabecita, blanco, gaucho, judío, chino, groncho, paragua, brasuca, pobre, bolita, yorugua y una infinidad de calificativos nos invaden a lo largo de la historia y en la actualidad.
Lamentablemente, estas reacciones por parte de sectores de la sociedad intentan quitarle dramatismo aludiendo a que sólo se trata de comportamientos inofensivos. Los pueblos indígenas no sólo cargan con el mote de ser indios, sino que también son marginados de la sociedad.
Es nuestra obligación moral, la de llevar adelante la bandera de la igualdad de condiciones. La educación de nuestros hijos es una buena manera de empezar el cambio. Debemos ser el espejo a seguir con actitudes que denoten el respeto por los demás.
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