Goya es una ciudad que tiene la particularidad de no contar
con una fecha fundacional como ocurrió con la mayoría de los pueblos
correntinos. Creció espontáneamente como fruto del comercio fluvial que se
desarrollaba a través del Paraná en el siglo XVIII.
Puede decirse entonces que fue inicialmente un asentamiento
portuario y, en cuanto a su nombre, prevalece la idea de que procede de una
antiquísima lugareña Gregoria “goya” Morales que, casada con un portugués de
nombre Bernardo Olivera, instalaron un almacén sobre las márgenes del río junto
al puerto, que luego calificó como pulpería. Además se dice que doña Goya, tal
como se la conocía habitualmente, era muy hábil en la fabricación de quesos;
afirmación que tiene muchas posibilidades de ser verídica pero que en lo
personal creo que es más bien parte del imaginario colectivo.
Oficialmente, en 1772 obtiene Goya reconocimiento; en 1825
es declarada villa y se estructuró como puerto de embarque y llegada de
carretas. Finalmente, el 7 de octubre de 1852 se la eleva al rango de ciudad,
siendo por entonces gobernador Pedro Ferré.
La fecha del 7 de octubre no es casual. Existen datos que
sostienen que en 1806 se construye una capilla dedicada a la Virgen del
Rosario, cuya festividad es este día. A raíz de ello, el lugar habría sido
conocido por entonces como Villa del Rosario. En cuanto a la imagen, habría
sido traída por doña Goya Morales.
Actualmente Goya es una ciudad en la que se mezclan el aroma
a tabaco y los sabores del río, un punto de encuentro para los apasionados de
las expresiones artísticas como los amantes de la naturaleza. Goya, una ciudad
donde es posible gozar del sol y la aventura. ¡Tenés que conocerla!
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