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Primer Mensaje del Obispo Canecín (extracto)

"Doy gracias a Dios porque me 'primereó' en el amor, porque me pensó desde la eternidad. Gracias a este Dios providente que ha estado muy presente en toda mi vida.
Esta es una certeza muy profunda que Ñandejara, nuestro Dios, me regala: cuando Dios y el hombre se ponen de acuerdo, ocurren maravillas.
Pongámonos de acuerdo con Dios. Este ponerse de acuerdo (con Dios) tiene repercusiones eclesiales y sociales. Repercute en el hermano, en uno mismo, en la sociedad.
Queridos niños, adolescentes  y jóvenes: si nos ponemos de acuerdo con Dios vamos a descubrir nuestro lugar en la iglesia y en la sociedad; vamos a descubrir quiénes somos, de dónde venimos, a dónde vamos, para que estamos,  es decir nuestra vocación. El que descubre su vocación y la vive, es feliz. Y quien es feliz da gloria a Dios.
Yo quiero ser –Dios me ayude- un pastor que a veces va adelante para guiar, a veces en el medio para cohesionar y regalar la comunión, a veces detrás buscando la reconciliación y ayudando  a los que se quedan últimos; pero porque el pueblo también tiene capacidad de discernir y yo tengo que ser capaz de escuchar el discernimiento del pueblo.
Quiero con esta actitud de minoridad desde la Palabra y los Sacramentos trabajar por la unidad. En toda nuestra vida tenemos que empeñarnos por alcanzar la unidad de nuestra persona, no que el pensamiento vaya por un lado y el sentimiento por otro; porque esa división interna a veces se transforma en esquizofrenia, y (ya) tenemos una sociedad bastante esquizofrénica en muchos sentidos. 

La unidad en el matrimonio y la familia; en cada pequeña comunidad eclesial de base; en cada capilla; en cada parroquia; en cada institución; en cada departamento. Este es mi deseo y desde esta actitud, quiero sumarme en este servicio".

Obispo Coadjutor de Goya, Adolfo Ramón Canecín.


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