Segunda noche de certamen. El intermedio llegó y los dos
abandonaron las torneadas y cómodas sillas destinadas al jurado. Segundos más
tarde tomaban asiento en el escenario. Sebastián procedió a ese toque final en
la afinación que todo guitarrista realiza cual si fuese parte de un ritual
ineludible. Santiago puso a rezongar su fuelle para ajustar micrófonos y, lo
que sucedió después fue encantador, cautivante… Pensar que este dúo tiene dos
años de vida.
“Se puede decir que nos juntó la música –rememora Sebastián
Castro-, nos conocimos en una peña de Buenos Aires, si bien yo soy de Salta y
el de Jujuy”, agrega como quién busca el momento para dejar al descubierto su
origen, su terruño. Dios los cría…y la música los reúne. Así comenzó esta relación
de atracción mutua por el modo en que el otro ejecutaba su instrumento musical.
“Fue así que decidimos juntarnos y, por suerte se dio que hablamos el mismo
idioma y empezó a fluir un repertorio. Surgió la idea de grabar un disco y, al año
ya lo teníamos. Fue así: nos presentamos a un concurso de fomento nacional,
salimos segundos y eso nos posibilitó grabar el disco el año pasado”.
Este mismo anhelo es el que está presente en cada uno de los
que suben al escenario del Pre Surubí. Con ese mismo sueño y el de poder
debutar en un escenario por el que desfilan las grandes figuras, cada músico y
cantante deja atrás largas horas de ensayo. Lo mismo les sucede todavía hoy a
Santiago Arias y Sebastián Castro. Lo refleja este último: “el primer período
fue mucho ensayo y más ensayo y ahora, que estamos tocando mucho, nos sorprendemos (de los resultados). Se da
una comunión muy linda; hay un mismo lenguaje y estamos trabajando fuertemente para
amalgamarlo un poco más todavía. En más de un ensayo pasó por ejemplo de tomar
un mate cocido en jarra y sentir esa hermandad, como de sentir que tenemos
mucho camino en común recorrido a pesar de habernos conocido hace dos años.
Eso, dialogar en la música, es algo impagable”.
“Dialogar con la música”: me gusta ese concepto; y quien
pudo escucharlos este pasado lunes habrá notado esa simbiosis. Verdadero
jejuhu, encuentro profundo de sonidos que colaboraban en favor de una melodía
agradable al oído.
Para el común de los mortales la música norteña,
especialidad de la casa para Arias-Castro, se asocia a instrumentos como el
charango, la quena, el sikus y otros de la misma familia. Sin embargo,
Sebastián me cuenta casi a tono de confesión, dándole así mayor relevancia a la
información: “Sabés que…no es muy conocido pero en el norte hay una tradición bandoneonística
muy importante. Marcos Tames, Dino Saluzzi, Cayetano… hay un montón de
fuellistas, parte de una tradición no muy conocida. Ayer lo hablábamos
justamente con Santiago, tanto el
bandoneón como la guitarra tienen la capacidad de mimetizarse con el lugar del
que lo toca. Cuando lo escuchamos tocar a Santiago nos damos cuenta de una que
es del norte, cuando se escucha a un tanguero uno dice, ah…el bandoneón es del
tango, pero lo escuchamos aquí y decimos: el bandoneón es del chamamé. Por eso
estamos enamorados de estos instrumentos. Lo que buscamos es imprimirle nuestra
tonada, nuestra mirada de la música a los instrumentos”.
Sebastián se manifiesta a favor de modificar, dejar una impronta,
“pero me resulta indispensable escuchar a Falú, a Cafrune y a millones de
guitarristas, incluso de otros estilos; siempre voy a la fuente porque creo que
de ahí hay que buscar las aguas para seguir hacia adelante”.
-
Para que no se pierda esa sonoridad originaria.
-
“Exacto! Uno escucha un disco de Atahualpa y no
se puede creer lo que toca ese hombre: es la simpleza y a la vez la profundidad
en una zamba”.
“Ayer me dormí escuchando a Cafrune y pensaba en eso: que
importante es siempre tener un pie en el origen. Sin embargo, muchos jóvenes llegan
al folclore hoy como ya muy masticado, y a partir de ahí modifican. Entonces
termina siendo una cosa con falta de identidad”, opina.
El disco “Criollo” del dúo fue presentado el año pasado en
Jujuy y Salta -“como corresponde” diría
nuestro interlocutor-, y el 6 de mayo se hará lo propio en el teatro El
Marechal de Buenos Aires. “Estamos pensando ya temas para el segundo disco. Nos
gustaría grabar con una orquesta, hacer un disco con cantantes diferentes. Quizá
tomemos algún autor, poesías, música del norte, Bolivia… hay muchas ideas en el
tintero. A mí me parece fundamental la sinceridad en la música, decir algo
desde donde uno tiene para decir”, concluye dejando entrever el modo en que
este dúo norteño aborda la música: como lo que es, un verdadero lenguaje.
Comentarios
Publicar un comentario