Alzó la vista hacia un costado y detuvo su pensamiento en los tiempos de la infancia. “Me acuerdo de mi abuelo Aníbal tocando la guitarra en la galería de la casa de la abuela Elisa. Y con mi papá aprendí a los 5 años que tenía que llevar una frazada cuando íbamos a las actuaciones…Me acuerdo aquel día en que papá me dijo: ‘llevá una frazada porque hará frío’, y yo no quería…Viste que hay edades en que creés que todo está bien –me afirma, y continúa con su relato-. A la vuelta me morí de frío todo el camino y ahí entendí por qué debía llevar una frazada a las actuaciones. Y así, cada caminito, fui aprendiendo con mi papá. Fueron momentos imborrables que sirvieron para asentar las bases de esta pasión que es el chamamé”. Quien repasa estos fragmentos de su historia en sus pagos mercedeños es Selva Vera, la misma que hace 25 años eligió a Goya como lugar donde seguir edificando su vida. La misma que nos regaló su voz en múltiples escenarios y que inculca en las nuevas generaciones la
Espacio dedicado a la difusión de noticias varias, manifestaciones culturales y expresión fotográfica. Goya, Corrientes, Argentina.